El mes de diciembre puede provocar mucha tensión en las personas que sienten que se acaba el año y quizás, no alcanzaron objetivos propuestos o no llegan a cumplir expectativas por el cuerpo cansado y la “mente quemada”. ¿Cómo cerrar un 2022 con calma?

En esta nota compartimos una conversación con la Lic. Paola Siñorile que nos da tips para terminar el año de forma saludable.

¿Cómo afecta fin de año en la salud mental?

Fin de año se percibe como un cierre de ciclo que propone un balance que depende de la personalidad y de la mirada de cada uno; de acuerdo con el nivel de desgaste físico y mental, la persona hará un balance positivo o por el contrario, uno negativo, destacando lo que le falta.

Al análisis personal, también afectan las creencias sobre qué es lo bueno o lo malo, lo mejor o lo peor, lo satisfactorio o insatisfactorio, etc. Estas maneras de pensar y lo que para cada uno significan las fiestas, el sentido que tienen, afecta también a la percepción de fin de año.

Es común ver en los espacios terapéuticos que las personas no valoren lo que han conseguido y se enfoquen más en lo que faltó. Esto dificulta un balance sanador que destaque lo positivo y lo alcanzado. Sería prioritario comenzar a reflexionar sobre aquello que se alcanzó, celebrando y agradeciendo las experiencias, para bajarle el tono a las carencias o a las expectativas.

¿Qué es la ansiedad? ¿Cómo identificarla?

La ansiedad es una emoción que hoy se apodera de una gran cantidad de personas y de una forma constante a lo largo del día. Es importante reconocerla y gestionarla, y como me gusta decir “tratarla con amabilidad”; se trata de respetar la emoción que percibimos a través del cuerpo para escuchar lo que está tratando de decirnos y de esa manera poder transformarla.

Me gusta graficar la ansiedad por encima del miedo, destacando que se siente a nivel físico. Por ello, es importante empezar a situarla en qué parte del cuerpo la sentimos. La ansiedad es una emoción que deviene del miedo por lo que está por venir, miedo al futuro. Eso se combina con la tendencia humana de creer que podemos controlar todo y que con ese control tendremos más calma. Cuando en realidad, es todo lo contrario ya que se trata de una creencia disfuncional.

Es necesario trabajar estas ideas y entender que no podemos controlar nada más que el momento presente. Si bien es importante organizar, hay que tener en cuenta que un exceso de planificación y control, suelen ser contraproducentes, generando cuadros de alta ansiedad.

Además del cuerpo, la ansiedad puede identificarse en la mente, en esos pensamientos recurrentes con lo que rumiamos; cuando la cabeza salta de un tema a otro, cuando hacemos listados queriendo controlar todo sin orden de prioridades. Entonces, el cuerpo siente que si esos pendientes no se resuelven, está amenazado.

El principal consejo es vivir más conectados con el tiempo presente, usar la mente para planificar con prioridades y confiar en los procesos de la vida, dejando que las situaciones fluyan en el aquí y ahora.

¿Qué es el síndrome de burnout?

Este término llegó para quedarse, lamentablemente; comenzó como una enfermedad profesional que se da en un lugar de trabajo y que se traduce como un estrés crónico que no pudo gestionarse adecuadamente, generando un impacto en el cuerpo y en la mente.

Sin embargo, también me gusta pensarlo como aquellas situaciones donde una persona cumple un rol de forma extrema y no deja lugar para otros roles de su vida, equilibrando los ámbitos y las energías; por ejemplo, una mujer trabajadora que no hace lugar a cuidar su salud, a la maternidad, a las amigas, a la recreación, etc. Entonces, la mente y el cuerpo se agotan en un rol que implica producir y hacer sin parar.

Sucede que no hay lugar para el descanso sino que solo hay espacio para la actividad en un piloto automático que no permite frenar, hacer una pausa y disfrutar.

Consejos para iniciar un nuevo año sin altos niveles de estrés

• Entender la vida como un proceso, sin hacer balances tan estrictos y sin cargar de altas expectativas lo que está por venir.
• Aceptar la experiencia de cada momento y valorarla.
• Tomar consciencia del cuerpo que habla y darle lugar a ese mensaje.
• Conectar con lo que sentimos, gestionando los pensamientos y creencias limitantes sobre el deber ser.
• Gratitud para destacar lo bueno y celebrar lo que pudimos hacer. Agradecer lo que nos tocó, dándole sentido.
• Enfocarse en lo positivo de cada situación, conectando con lo prioritario, es decir, con los seres queridos, con los momentos únicos, con el descanso y con el placer.