Mamá, estoy aburrido

2017.07 01

Entrevista junio
Especialidad: Piscología Infantil

Si suena conocida la frase “me aburro”, es porque es un reclamo de niños y adolescentes cada vez más común. Se escucha con frecuencia en los hogares e instituciones de formación como jardines y colegios. Frente a esta situación que se generaliza, conversamos con la Licenciada Myriam Oliveda, quien nos da consejos para abordar este nuevo escenario de niños aburridos.

— ¿Por qué hoy es tan común escuchar a los niños decir que están aburridos?

Hoy es común recibir a padres preocupados porque sus hijos están aburridos, y más común aún, es que los chicos no tienen tiempo para ser chicos: están todo el tiempo corriendo en un sistema de consumo a la par de los adultos. Entonces, lo importante sería que como padres empecemos a darles a los niños la posibilidad de serlo, y que no estén tan condicionados al ritmo laboral y funcional de la casa. El aburrimiento tiene que ver con que los niños tienen un montón de actividades y de rutinas para las cuales no están preparados, ni ansiosos, ni tampoco necesitados. Es más una cuestión de los padres para que los chicos puedan tener actividades y estén ocupados. Hoy los niños tienen agenda completa, incluso los fines de semana, sin tener un día libre que les permita estimular la creatividad, el ocio y el encuentro.

— ¿Es bueno dejarlos que se aburran?

Hay que dejarlos que se aburran. Los niños tienen que tener un “espacio de nada” para generar lo propio, es el espacio creativo individual, en donde se puede pensar a partir de uno mismo en ese ratito de ocio y generar con lo que encuentre en la casa: una caja de cartón, un colchón, una frazada, una sábana que pueden ser instrumentos para crear a partir de la capacidad de juego que tienen los niños, y no desde las rutinas impuestas. Además, hay otros factores sociales como la pérdida del espacio público (plazas, parques), que también generan un ruido en el crecimiento de los niños. Y lo mismo sucede con un exceso de juegos, de tecnología, de tenerlo todo. Entonces, los papás deben ponerse en sintonía con este nuevo escenario para evitarles el sentimiento de soledad y promover el contacto, el hecho de compartir, la estimulación y la creatividad.

— ¿Qué deben hacer los padres frente a un niño que se aburre con frecuencia?

Encontrar un espacio donde haya contacto real con los niños, promover el encuentro y los momentos de ocio para estimular la creatividad. Que los más pequeños disfruten la oportunidad de vivir la experiencia real de la naturaleza, de la hoja que se cae, de la tierra, del pasto, del parque, del compartir; es decir, estimular y promover el encuentro con lo real, y sostenerlo desde que son pequeños durante su infancia, para que lleguen a la escolarización sin inconvenientes.

La recomendación es parar, poner un freno, al menos una vez a la semana, y poder encontrarse en la familia, mirarse a la cara, disfrutar del encuentro. De allí, saldrán muchos aspectos positivos.

Si bien no hay datos estadísticos, es certera la afirmación de que los niños se aburren cada vez más. Y los adultos argumentan en su favor, que eso antes no pasaba. Ahora los niños son diferentes, es cierto. Pero también es verdad que los adultos que educan a esos chicos son otros. Adultos que también usan el celular casi de manera permanente, que trabajan gran cantidad de horas y que tienen diversas actividades sociales.

Entonces, entender y abordar el “fenómeno del aburrimiento”, es importante para niños y adultos. Es una invitación a generar oportunidades de aprendizaje para el desarrollo de diversas habilidades cognitivas y sociales. Frente al reclamo de un niño que dice “estoy aburrido”, ese niño y el adulto (desde su rol de formador), tienen una oportunidad de ser creativos para hallar la mejor solución. Entonces, ¡manos a la obra!

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